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Peter Jaffé, profesor de la ingeniería civil, empezó a investigar las químicas industriales para limpiar hace 20 años. En el año 2016, decidió centrar su investigación en desarrollar métodos para biodegredar las substancias perfluoroalkyl y polyfluoroalkyl (PFAS por sus siglas en inglés). Estas químicas suelen ser usadas en los productos de consumo y industria diarios – aunque también estamos expuestos a ellos en los alimentos, el agua y el aire. Llamadas “sustancias químicas perennes” para ser no degradables, PFAS pueden debilitar el sistema inmune, aumentar el riesgo para el cáncer, y causarotros problemas de salud en los humanos.
Tres años después, al Departamento de Defensa (DOD por sus siglas en inglés) le interesó el trabajo de Jaffé y empezó a financiar su investigación. Según el Grupo de Trabajo Ambiental, un grupo activista estadounidense centrado en la investigación y la defensa de la industria agrícola, hay más de 723 emplazamientos militares en Estados Unidos y sus territorios contaminados por PFAS.
Después de seis años de financiación federal, Jaffé dice que él y su equipo han encontrado un método en el que se biodegradan estas sustancias químicas. Una subvención de casi dos millones de dólares para una demostración de campo era el siguiente paso. Sin embargo, esta financiación fue perdida el 1 de abril, cuando se suspendieron varias docenas de subvenciones concedidas a investigadores universitarios por la NASA (por sus siglas en inglés), el Departamento de Defensa y el Departamento de Energía (DOE por sus siglas en inglés), supuestamente que valoran 210.000.0000 dólares.
“Hemos trabajado mucho para demostrar que podemos biodegradar estos PFAS”, declaró Jaffé en una entrevista del Daily Princetonian. La Universidad de Princeton tiene una serie de patentes en cuanto a esto, y necesitamos esa demostración de campo para que la gente crea que funciona el proceso e invierta en ello [y luego] lo apliquen”.
Ahora, Jaffé no puede realizar esa demostración del campo. A menos que algo cambie pronto, en un abrir y cerrar de ojos, el proyecto en el que Jaffé había estado trabajando durante 20 años se ha desvanecido, él comentó.
Jaffé no es el único profesor impactado por la suspensión de subvenciones . Tras la suspensión de las subvenciones, muchos profesores se han visto sumidos en la confusión, preocupados por cómo podrán pagar a sus investigadores y continuar sus investigaciones, las cuales están cambiando el mundo, afirman ellos.
El profesor de ingeniería civil y medioambiental, Elie Bou-Zeid, que perdió una subvención del DOE, escribió al ‘Prince’ que cree que se está atacando directamente a los profesores de todo el país.
“Es un ataque deliberado para debilitar e incluso perjudicar permanentemente a universidades como Princeton”, afirmó Elie Bou-Zeid, profesora de ingeniería civil y medioambiental. “Como académicos, no debemos hacernos ilusiones de que se trata de un malentendido o un accidente. No somos ‘víctimas espectadoras’. Somos el objetivo”.
Según muchos profesores, Princeton pagó unos gastos de profesores y estudiantes de posgrado.
A Roberto Car, profesor de química, se le ha suspendido una subvención del DOE que financiaba benéficas al Centro de Ciencias Químicas Computacionales (CCSC por sus siglas en inglés). La subvención había financiado parcialmente o totalmente a cinco estudiantes de posgrado y cinco posdoctorados.
“Sobre todo, la Universidad de Princeton será como un ayudante del último recurso: básicamente garantizará que los posdoctorales puedan quedarse hasta el final de su actual mandato, y en el caso de los estudiantes de doctorado, se quedarán hasta la completación de su tesis”, dijo Car.

“La Universidad de Princeton está diciendo, por el momento, ‘utilicemos los recursos que tenemos para apoyar a la gente y, en particular, a la gente más joven, lo que significa a menudo estudiantes de posgrado, cuyos estipendios proceden de estas subvenciones, e investigadores posdoctorales y miembros jóvenes del profesorado’”, dijo Michael Strauss, rector del departamento de ciencias astrofísicas.
Los estudiantes, resumió Jaffé, “podrán aguantar este tiempo”.
El profesor de física William Jones escribió en un comunicado al ‘Prince’ que su grupo está desarrollando actualmente un polarímetro - un dispositivo que mide la reorientación de las ondas luminosas - llamada Taurus que “medirá las fluctuaciones en el fondo cósmico de microondas”. Este proyecto está financiado directamente por la NASA y volaría en un globo estratosférico de sobrepresión de la NASA.
Las subvenciones que recibieron Jones y su equipo de estudiantes ayudaron al grupo a desarrollar detectores de alta sensibilidad conocidos como sensores superconductores cuánticos limitados de bordes de transición, que forman parte integral de las funciones de Taurus.
Al parecer, el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en inglés) suspendió la subvención sin dar explicaciones, dijo Jones.
“Nuestros responsables del programa de la NASA no pueden facilitarnos ninguna información sobre el motivo o el procedimiento”, escribió Jones.
Jones también explicó que, en caso de que se reestableciera su subvención, el grupo podría haber perdido ya su mejor oportunidad de estrenar Taurus. ‘Estas oportunidades sólo se ofrecen cada dos años, así que perder esa fecha devastaría nuestros estudiantes e investigadores, por no hablar de nuestro presupuesto”, dijo Jones.
Strauss también dijo que se habían perdido importantes fondos del Departamento de Energía destinados al desarrollo de la energía de fusión.
“Parecía haber poca lógica o razón, aparte de que estaba relacionado con Princeton”, dijo Strauss.
La suspensión de algunas subvenciones ha tenido un efecto dominó en ciertos centros de investigación.
El profesor de química Gregory Scholes escribió al ‘Prince’ que había perdido una subvención que apoyaba a BioLEC, un centro cuyo objetivo es “idear formas de producir materias primas ricas en energía que le darán a Estados Unidos una ventaja económica”, según Scholes.
“Hay muchas repercusiones en la formación de los investigadores, la pérdida posible de conocimientos especializados para experimentos complejos o se quedan rezagados con respecto a otros países a la vanguardia de un sector en rápida evolución”, añadió Scholes. “Tengo la esperanza de que la situación se resuelva pronto”.
Jaffé manifestó al ‘Prince’ que él y su equipo seguirán luchando por su investigación. “Nos queda algo de impulso. Tenemos nuestros cultivos. Hemos hecho algo”.
“No es algo que podemos abandonar de la noche a la mañana”, él dijo.
Gabriel Vecchi, profesor de geociencias, ha sentido los impactos a su propia investigación sobre el clima por la decisión del Departamento de Comercio la semana pasada de poner fin a la financiación de 4.000.000 dólares para la investigación climática en Princeton.
“Nuestro objetivo es minimizar cualquier impacto en el progreso académico, la educación y el desarrollo profesional de... nuestro equipo”, escribió Vecchi, profesor Knox Taylor de Geociencias y jefe del Grupo de Investigación Vecchi, al ‘Prince’. “Sé que nuestro trabajo es valioso para el mundo y para los Estados Unidos”.
Aunque todavía queda mucho por saber, los profesores afirmaron que necesitaban ayuda urgentemente.
“Hemos conseguido desarrollar una tecnología completa”, dijo Jaffé. “El problema es que cuanto más esperamos, más perdemos la experiencia en el laboratorio... y luego perdemos el ‘saber cómo”.
“Han sido 20 años de subvenciones diferentes, trabajos, descubrimientos y preparativos para conseguirlo, y ahora ya casi lo hemos logrado, y se está terminado. Duele”, dijo él.
Luke Grippo es escritor principal de Noticias y colaborador de Features del ‘Prince.’ Es del sur de Nueva Jersey y suele escribir sobre asuntos administrativos, incluyendo el Gobierno Estudiantil Universitario, el Consejo de la Comunidad de la Universidad de Princeton, y el legado institucional.
Este artículo fue traducido a español por Annika Plunkett.
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